El final de la búsqueda


Parece que la vida es una búsqueda sin final, buscamos un propósito de vida o camino, después un trabajo, una pareja; hasta en las filosofías espirituales existe: la búsqueda interior para encontrarse a uno mismo, el camino de la iluminación o simplemente la búsqueda de la felicidad.


Pero al final, el eco que resuena en toda búsqueda es hallar amor, y por amor me refiero al incondicional, sin etiquetas o limitaciones, el que surge de nuestro interior. Buscamos un reconocimiento, que se nos valore por lo que hacemos o lo que somos, y al fin y al cabo, lo único que queremos es ser amados. Y cuando esto no lo encontramos en nosotros mismos, lo buscamos en el exterior, y le ponemos etiquetas porque al humano le encanta delimitar y controlar todo, aun cuando es imposible hacer esto. Porque el amor es lo único que existe, es una inmensidad que lo abarca todo, y es cuando intentamos delimitarlo para entenderlo, que nos perdemos. Hay quien por “amor” solo entiende el de pareja, o que solo lo lleva a su familia cercana, solo por el hecho de ser familia... pero el amor no atiende a algo concreto, a un espacio o un tiempo, es Todo lo que Es.
Cuando hablo del final de la búsqueda, no quiero decir que se encuentre algo, sino que no existe un camino de búsqueda, porque todo lo que queremos encontrar esta ya aquí y ahora, en la inmensidad del Todo. Y es cuando cesa la búsqueda que podemos darnos cuenta de esto.

Siempre que haya un camino para llegar a algo, es una separación del Yo con respecto al Todo, nos identificamos con el Yo egóico dentro de la dualidad. Cuando nos hacemos conscientes de que todo está conectado y que solo existe el momento presente, la búsqueda desaparece, porque todo ya Es ahora, nosotros ya somos sin necesidad de buscar. Y esto nos libera de nosotros mismos, ya no hay ansiedad por convertirnos en alguien, o necesidad de mendigar amor, porque todo está a nuestro alcance en el momento presente. El esfuerzo se desvanece y podemos por fin relajarnos, ya no hay nada que hacer, nada que buscar.

Toda búsqueda requiere a “alguien” que busca, y un espacio-tiempo concreto en el futuro, por lo que ese individuo va a estar a expensas de llegar al objetivo, proyectando en el futuro un deseo: “cuando llegue o lo consiga será cuando sea feliz”. Pero nunca llega ese final, o si conseguimos algo aparece la decepción y una nueva búsqueda. Porque el ego no puede parar, sería lo mismo que morir, y no va a permitir eso. Cuando estamos presentes, no existe pasado o futuro, todo es perfecto Ahora. Es esa completa aceptación del presente lo que nos saca de nuestra ansiedad. Y por aceptación no quiere decir resignación, sino darse cuenta de que las cosas ahora son así, pero siempre existe la posibilidad de cambio, nada es inmutable, la única ley universal es que todo cambia. El sufrimiento aparece cuando no aceptamos las cosas como son, y luchamos en nuestro interior para que sean de otra manera. Lo contrario es esa expectativa en el futuro del cambio, que nos vuelve a proyectar fuera de la aceptación de lo que es ahora. 


El hecho de estar “en búsqueda” de algo, nos saca del momento presente, dándonos un objetivo a alcanzar que llegará en algún momento del futuro. El problema no es el tener un propósito o algo que te apasione, sino la proyección en el futuro de conseguir algo a costa de eso. Si por ejemplo te gusta bailar, y en tu mente solo está en hacerte famoso o conseguir premios o elogios, puede ser que los consigas y que haya esfuerzo y dedicación. Pero en el final sentirás un vacío, porque lo único que importa es cómo lo estas viviéndolo en el presente. Tienes que preguntarte “por qué haces esto?, para qué o para quién?”

Si tu respiración es para el futuro, sentirás que te ahogas, sin embargo, si la llevas a la vacuidad del ahora, es cuando la profundidad te nutre en el interior. Y solo es posible sentirse pleno en esa presencia donde somos conscientes de que formamos parte del Todo. Esto se puede experimentar en cualquier arte, cuando estamos inmersos en el Vacio, es cuando aparece la creatividad, además de esa plenitud y disfrute en el momento. No es algo que creamos nosotros o una expresión de nosotros como individuos (esta creencia proviene del ego), sino que es la vida expresándose a través de nosotros por medio de estar totalmente presente.

Hasta algo tan simple como el “necesito buscar un trabajo” que todos nos hemos dicho en algún momento, surge de la no aceptación de que ahora en nuestra vida no hay trabajo, y con ello proyectamos un futuro incierto donde no tenemos dinero y por lo tanto no podremos vivir. Pero nos estamos olvidando de que Ahora estamos vivos, y en el siguiente instante seguimos vivos, por lo que el hecho de no tener trabajo no nos arrebata la vida, porque aun estamos vivos... solo es una ansiedad por no estar en el presente, en la plena aceptación de lo que surge. Y es en ese instante en el que dejamos de hacer, dejamos de buscar y confiamos, cuando, si es el momento oportuno, aparecerá lo necesario.
Hay un proverbio oriental que dice “Cuando el discípulo está preparado, el maestro aparece”. Se puede interpretar de muchas maneras, y todas serían válidas. Pero en relación a nuestro tema, podemos decir que nos sugiere la no búsqueda, que cuando la vida considera, nos pone delante lo que necesitamos para aprender (cualquier persona o situación es un maestro en el momento en que aprendemos algo, no necesariamente tiene que ser una persona iluminada que nos saca de nuestra desdicha…). Quizás lo que viene no nos gusta o lo consideramos “malo”, pero sigue siendo una manera dual de interpretar las cosas, porque al final, nos hará aprender algo aunque a priori parezca negativo.

También puede ser que no aparezca nada, y nos sintamos abandonados o bloqueados, pero esto sigue siendo algo que proviene de la mente, una mente que necesita hacer y estar en movimiento. Y quizás la vida solo nos dice que debemos parar y profundizar en nosotros, sin perdernos en cosas externas.



La única manera de vivir es desde la confianza a la Vida, este es un tema que debemos profundizar y en algunos casos, aprender a cómo hacerlo. Pero siempre desde la aceptación del momento de cada uno, sin intentar forzar o juzgarnos por cómo nos sentimos. A veces confiar no es fácil, y más si hemos sufrido alguna pérdida o alguna situación negativa. Pero esa es la esencia, tirarse al vacío sin seguridad de que algo nos ayude. Desarrollar un corazón fuerte e inquebrantable (Fudo shin), con el cual avanzamos sin dudar, a pesar del miedo y la posibilidad de salir heridos.

El final de la búsqueda es el comienzo de nuestra Vida en el Ahora, desde la total aceptación y confianza de lo que surge en cada instante, respirando y sintiendo como nuestro corazón se abre, igual que una flor al llegar la primavera.